
Hemos visto a los jugadores hacer maravillas y luchar en el campo, hemos visto los palcos del estadio de Viena lleno de personalidades, y hemos visto a miles de personas congregadas en la Plaza de Colón siguiendo el camino del triunfo hasta la final. Una gran campaña de marketing, un despliegue técnico impecable, una realización sin pegas y una animación del público que sin duda les habrá reportado no sólo mucho dinero, sino también un seguimiento mediático sin precedentes. A pesar de que, como escribía el otro día, la memoria reciente no falla para los problemas que sin duda tiene este país, hoy hemos conseguido olvidarlos para celebrar una gran alegría nacional. Que un poco de patriotismo de vez en cuando tampoco hace mal. Felicidades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario