Con este comienzo una serie de post a los que ya tenía ganas de hincar el diente. A saber, los anuncios cutres y las chorradas que se les ocurren a los publicistas patrios. Reconozco que la publicidad que se hace en España ha estado a la altura de las mejores del mundo, pero creo que hoy no vive su mejor momento que digamos. Y si no, repasen. ¿Cuánto hace que no comentáis animadamente con los compis de curro o los amiguetes ese anuncio tan chachi que vísteis anoche en la tele?
Y el problema no es sólo la falta de imaginación, los chistes sin gracia, sino también -y conste que mi cruzada no es la de "no saquéis macizas en bolas que es machista", por mí que salgan todos en bolas-, el de los mensajes subliminales que poco a poco van calando en una sociedad, sin que la banda note nada hasta que ya es demasiado tarde. Creo sinceramente que la publicidad actual quiere hacer de nosotros individuos egocéntricos, incultos, despreocupados por todo lo que no sea nuestro propio gustito y bienestar. Y así nos va, colegas.
Abriendo la serie, el anucio de un coche, Chevrolet Kalos. El tonto del concesionario pasa junto a una iglesia, tropieza, tira un montón de andamios, se monta un cirio del trece, y el nota va y dice: "Vale, no habremos hecho mucho por las gárgolas pre-medievales, pero hemos puesto el Chevrolet Kalos a un precio increíble". Genial. Al patrimonio artístico y cultural que le den por culo. Pero eso sí, podemos comprarnos un cochecito barato. Creo recordar que en otra versión también se mofan de la fauna, arruinando la cría del ganso salvaje o algo así. Muy bonito.
¿Dónde quedaron los tiempos en los que para vendernos cosas no tenían que hacer de nosotros gentuza de la peor especie?
La imagen que ilustra este post es "Publicidad sin caspa", de Juan Carlos Noria, artista venezolano residente en Barcelona.
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