Andreu Buenafuente ha rechazado el Micrófono de Oro que otorga la Asociación de Profesionales de Radio y Televisión. Lo ha rechazado porque también se le había otorgado al periodista de la COPE Federico Jiménez Losantos y el catalán ha dicho que no quiere formar parte de un palmarés en el que también esté "un personaje" que con su forma de hacer "ofende al periodismo". Buenafuente cree que este tipo de “premios salomónicos" tratan "de honrar a todos los colores” y acaban por envenenar el buen periodismo.
Buenafuente sostiene que tan libre es la Asociación para decidir premiarle como él para rechazar el premio. Independientemente de si uno comulga con Buenafuente o con Losantos, lo que hay que reconocer es que el tío le ha echado un par de huevos rechazando el premio porque no le gustan un compi de lista. A mi modo de ver, se trata de una manifestación valiente, independientemente de dónde venga, en un país en el que la gente ya sólo se expresa en términos políticamente correctos, aunque algunos sostienen que el periodismo y la profesionalidad pierden protagonismo ante la lucha de egos mediáticos personales. No lo creo. Ya está bien de hacer como si todos fuéramos amiguitos.
Buenfuente ha dicho algo así como: "No me gusta este tío, así que no voy, no quiero el premio". Y me parece genial. Para qué nos vamos a andar con zarandajas, leche. Además, todo el mundo sabe que -al menos profesional e ideológicamente hablando, que igual luego toman cañas juntos, aunque no creo-, Federico y Andreu no se pueden ver. Así que, ¿por qué había ninguno de los dos fingir estar encantado de la vida de compartir un galardón que, por la propia naturaleza de su incongruencia, los descalifica a ambos?
Por otro lado: ¿no se permite también Federico decir lo que le viene en gana de todo aquel que no le gusta? Pues al final va a ser que también él tiene un par de huevos. Aunque por lo que a mí respecta -y no voy a entrar en afiliaciones políticas, que me aburren-, su coraje nace de su desequilibrio. Pero cada uno tiene sus manías. Yo es que escucho a este hombre y me pongo nerviosa. Me altera. Y Andreu me hace reír. Así de simple.
Quizá lo que ha hecho Buenafuente sea un ejemplo para otros. Quizá no. En cualquier caso, y si cunde el ejemplo, espero que siempre se mantenga en los límites de la crítica razonable y del respeto más absoluto. La discrepancia no es peligrosa, ni nociva, es enriquecedora y garantiza la libertad de pensamiento, la democracia. La obsesión, el insulto y la intolerancia sí son espeluznantes. Y de eso ya tenemos bastante todos los días.
Los Micrófonos de Oro se entregarán el próximo 21 de abril en Ponferrada (León). También se ha premiado a Pablo Motos (algún día os contaré algo sobre Pablito), Olga Viza, Ramón García y Fernando Ónega. En televisión, a Lorenzo Milá, Tito Valverde y Florentino Fernández. Luis del Olmo, que precisamente preside de forma honorífica la Federación de Asociaciones de Radio y Televisión (ATR), dice no sólo que "entiende", sino también que "comparte" la decisión de Buenafuente y que él mismo se mostró contrario a premiar a Federico Jiménez Losantos.
"Considero -ha dicho Del Olmo- que lo que hace este ciudadano desde los micrófonos de los obispos es insultar, injuriar y mentir por sistema y, en definitiva, denigrar a esta profesión. Acepté que la mayoría votara a favor, porque esas son las reglas, pero no puedo compartir que a ese individuo se le conceda el Micrófono de Oro". Incluso ha amenazado con abandonar el escenario el día de la entrega de premios en el caso de que Jiménez Losantos acuda a recoger su galardón. Este tampoco se ha cortado un pelo. Está la cosa calentita. Estoy deseando saber qué ha dicho y hecho Fede. Esto sí que es cotilleo del bueno, de nivel.
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