27 jun 2008

La jungla urbana: los mediadores (II)

Ya escribí en su día en mis reflexiones sobre la jungla urbana acerca de esos molestos individuos que se paran en grupos en las aceras de las calles, cortando el paso a los demás viandantes y molestándose cuando se les hace notar que uno necesita y tiene también derecho a usar la acera. Los mediadores.

Hoy me detendré en la fauna que pobla ya hace años los túneles, escaleras y pasillos del metro de Madrid, individuos e individuas -que diría la ministra de Igualdad- que harían las delicias de cualquier exterminador social deseoso de imponer el imperio de las buenas formas. Aquí también hay mediadores, de gran categoría, esos y esas que se meten en el vagón con un trotecillo cochinero a la vez dinámico y apurado, para luego pararse en seco en cuanto alcanzan el interior del convoy. ¿Es que acaso -cretinos egoístas- no se os ha ocurrido que tras vosotros puede llegar por los pelos alguna otra apurada persona que tampoco quiera dejar escapar ese tren? Pues cuando esto ocurre, el último en llegar se encuentra con que su trotecillo cochinero se da de bruces con la espalda del idiota que acaba de entrar y se ha quedado parado justo delante de la puerta, ya bien agarradito a alguna barra y felicitándose por su hazaña. Y claro, hay que solicitar permiso para entrar, como quien pide perdón por haber hecho algo malo. Otra opción son los codazos, también práctica habitual en estos casos.

Eso por no hablar del atasco que se monta en los alrededores de las puertas de los vagones, y que le obligan a uno a ir oliendo el cogote del vecino -cuando no algo peor-, mientras el centro del habitáculo permanece bastante despejado.

Luego están los que se quedan parados a la izquierda en las escaleras mecánicas e impiden el paso. ¿Donde ha estado esta gente desde hace veinte años? Veinte años, que es el tiempo del que deben datar los carteles en el metro que piden amablemente a los viajeros que se sitúen a la derecha en las escaleras para permitir el ascenso rápido de aquellos que quieran pasar. Veinte años de machacona cartelería para que algunos sigan haciendo lo que les sale del culo. ¿Por qué, dios, por qué?

¿Para cuándo una Asignatura de Ciudadanía que enseñe estas cosas en los coles?
Photo: Varmazis

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡gracias!!, por fin alguien que también se ha dado cuenta...deberíamos extender la crítica con el ejemplo y hacer de esta ciudad, como sus transeúntes habituales que somos, la maravilla que debería ser...¡amo Madrid y no quiero que seamos huraños, grises y ensimismados!...¡un poco más de civismo y urbanidad!

Dax dijo...

¡Vaya, me alegro. Pensaba que era la única que se daba cuenta...ya no me siento tan sola, gracias a tí también.